Tiene
la costumbre de despertar todos los días
a la luz del alba, ir a la playa a hacer ejercicios con sus mascotas,
hacer las tareas del hogar e ir a trabajar, lo mismo de todos los días.
Cada
día para ella es uno más como cualquier día, pero lo que le está pasando ahora
es algo que ni ella puede explicárselo, algo cambiaba y ella no sabía qué. Se sentía
más cansada, más de lo habitual. Su metro sesenta de estatura, sus manchas
cobrizas por el sol, el paso de los años impregnados en su piel, su mirada
jovial esa que aún recuerda la juventud como si fuese ayer, está cambiando y
ella se está dando cuenta. El paso de los años, los dolores todo cambia y ella
no entiende el por qué, quizá ya estoy pasando los achaques de la vida, no lo
sé, solo lo sabe Dios, pero hay algo cierto que ya nada es como ayer.
Al
salir a la calle, siente como las miradas de la gente cambia, antes no sé
fijaba en eso o quizás pensaba que no lo notaba, pero ahora sí. Siente como
todas las miradas van hacia ella, muchas de esas miradas van con pena. Antes
nadie la ayudaba a cargar las bolsas de mercado al subir al carro, ahora hay
más de dos personas dispuestas a ayudarla. Ella se pregunta en que momento
pasó, ¿me estoy haciendo vieja? Pero si aún no lo siento... Lo que ella no
sabía es que todo lo que sentía, sus dolores, sus manchas en la piel, sus
arrugas ahora ya más prominentes muestran el claro cambio, el paso de los años están
claramente impregnados en su piel, pero ella no lo cree.
Al
llegar a casa después de su rutina diaria de ir a trabajar, tiene la costumbre
de almorzar, ver televisión e ir a pasear a sus mascotas por las tardes y si
ese día hace calorcito se mete al mar, ya que vive a pocas cuadras de la playa
y se puede dar una pequeña zambullida en el mar.
Tiene
un pequeño negocio en su casa, algo así como un pasatiempo para ella, ya que al
ser una bodega compra para su semana y a la vez para ella, y ni que hablar en
épocas de escases, en su casa no falta nada, porque su tienda al tiempo que le
da ganancias también no le da tantas preocupaciones. Como el negocio en la
tienda es por ratos, es decir cada vez que viene alguien ella atiende, el demás
tiempo se la pasa en el mueble viendo sus novelas favoritas: “La Ultima
Victima” y “La Usurpadora”, clásicos para ella que le hacen recordar sus
tiempos gloriosos.
Antes
de terminar su día ella se da un duchazo, es para ella una religión hacerlo con
agua fría, ya que considera al agua caliente como un pecado. Al acabar
inmediatamente va a su dormitorio, algo peculiar paso ese día mientras se
cambiaba y se vestía, no pudo evitar hacerlo en frente del espejo, ese que lo
tuvo por más de 55 años y por primera vez lo noto, vio su cuerpo, sus brazos,
sus piernas, sus senos algo caídos, las arrugas bien pronunciadas, las manchas
cobrizas que le aparecían en la piel, los pelos blancos que le comenzaban a
brotar en su hermosa cabellera negra y se dio cuenta que aquellos dolores,
malestares y esas manchas que no paraban de salir eran lo que tanto temía, la
juventud se había marchado, ella no lo creía pero era cierto, los años
maravillosos ya no estaban más, la rutina diaria había invadido su vida, la
vejez le daba un tino inesperado y la juventud ya no regresaría jamás.
Por Gloria Galindo
Sin duda, todo ser humano pasará por etapas. Unas mejores que otras o a la inversa. Sin embargo, se tiene que ver el lado positivo de todas las cosas y poder darnos cuenta de que todo en la vida tiene una enseñanza y que cada cambio que se de es para mejora de uno. La juventud nos otorga muchas beneficios y momentos incomparables, pero sin duda el mundo nos tiene preparado aún mucho por descubrir.
ResponderEliminarMe parece interesante el enfoque le das a tu crónica, ya que es la realidad de muchas mujeres hoy en día, sin duda un claro ejemplo de que la juventud, los años maravillosos son los más añorados por todas las personas en general.
ResponderEliminarMuy buena crónica. Enfoca lo que verdaderamente sienten las personas al envejecer y que, algunas, se resisten a admitirlo hasta que ven algo inminente que los hace dudar.
ResponderEliminarLa forma en la que enfocas su sentir de esta mujer, es el sentir de muchas mujeres hoy en día, buen tema a tratar el miedo a envejecer.
ResponderEliminarMuy buena cronica y conmovedora, me senti muy identificada.
ResponderEliminarMe gusto mucho la redaccion y la forma en como enfocas el tema sobre el envejecimiento ya que muchos personas lo olvidan cuando deberiamos dar mucha importancia a nuestros seres queridos que se encuentran en esta etapa.
Sigue asi! muchos exitos Gloria :)