Era una tarde
calurosa. Estaba emocionado. No esperaba
que una simple noticia generara un cambio radical en mi vida. Recibí una
llamada inesperada. Se dibujó una
sonrisa en mi rostro. Tan solo me comunicaban que habían aceptado mi solicitud
e iniciaría mis prácticas en un medio de comunicación. Nunca había trabajado en
mi vida. Dicen que las oportunidades se presentan una vez en la vida, de ahí,
depende de cada el futuro de cada uno. No lo podía desaprovechar.
Nervioso, temeroso, ansioso, acudí el primer día, a
presentarme con el jefe encargado en ese momento. Los minutos pasaban y recorríamos cada
pasadizo de las instalaciones del Canal 11 Tv. Me preguntaba qué ciclo cursaba en la universidad, y sabes
editar. Respondí rápidamente: “curso el VI ciclo y edición básica”. Tras el
pasar de las horas y una larga conversación, me condujo hacia el área de edición periodística. Por el momento,
como era un joven novato, estaba como aprendiz y asistente de edición.
Con un cálido abrazo y buenos deseos me presentaron a los
muy experimentados editores de prensa quien, a partir de ese momento vendrían a ser mis compañeros de trabajo. Pasaban rápidamente
los minutos. Me sentía con una emoción extrema, rápidamente e instantáneamente.
Me di cuenta que necesitaba mucho más rapidez para hacer las cosas. Además, me
sorprendí de que todo no es teórico. Al inicio no me adaptaba al lenguaje que
utilizan los editores: “saca bytes” “chanca las cintas” ,“bájale el ambiental”
“pauta las cintas”, entre otras frases. No me costó mucho familiarizarme con
ese idioma que se manejaba en la isla de edición.
Día a día, hora tras hora, cosas nuevas aprendía, nuevos
trucos. Ya le estaba agarrando la maña, como ellos dicen. Como olvidar esa tarde fría de invierno, característico
del mes de agosto. Sucedió que un compañero
se puso de pie, dejó de lado sus labores, me miró fijamente y me dijo
muy seriamente: “has estado durante varias semanas fijándote como es el trabajo
aquí. Ya es momento que comiences a editar”. En mi rostro se dibujo una sonrisa
de oreja a oreja y respondí que sí podía editar. Supuse que sería fácil por lo
que venía aprendiendo ya hace varios días y semanas atrás. Pensé que todo el
tiempo de entrenamiento daría sus frutos, pero lamentablemente los nervios me
jugaron una mala pasada. Mi trabajo no cumplía con las expectativas de mi
experimentado compañero. “No pasa nada. Tienes que practicar mucho más desde
ahora” me dijo. Desde aquel día tuve que esforzarme el doble y así aprender
mucho más.
Al poco tiempo,
nuevamente tuve que editar una nota periodística y esta vez me fue de
maravilla. Pasaron los meses rápidamente y ya estaba buscando nuevas experiencias
dentro del trabajo y es así como me trasladaron al área de producción
periodística. De igual forma no fue
sencillo, pero nunca es difícil adaptarse y aprender cada día un poco más de lo
que realmente te gusta.
Luego de más de un año, de diferentes y divertidas
experiencias, tengo la muy buena suerte de seguir practicando en el medio de
comunicación que me dio la oportunidad. A quien le estoy muy agradecido por
enseñarme cada día mas.
Por Roy Santisteban
No hay comentarios:
Publicar un comentario