La noche del 1 de mayo del
2013 fue una fecha distinta para María, la fecha en que dejó de existir. Dejó atrás
recuerdos familiares, de su juventud y de todos los bonitos recuerdos vividos
con su esposo e hijos y de la buena vida que pasó en Ica.
En el transcurso de su vida,
vivió demasiado acompañado de sus diez hijos, pero llegó el momento en que la
vida le pase las cuentas y ella aún no estaba preparada para eso.
A sus 79 años, ya se le
hacía difícil ponerse de pie y requería de la ayuda de un bastón para
mantenerse en pie. Sus manos se volvieron débiles al igual que sus piernas que
ya no resisten su propio peso y tienden a tambalearse y producirles dolores.
Tenía un paso lento y por ratos se detenía para poder ganar un poco más de aire
y seguir con sus caminatas diarias que le recomendaron en el hospital, ella sabía
que llegará el momento de partir y daba
sus últimos pasos de vida para que no sientan pena por ella.
Diabetes fue la enfermedad
que con el pasar de los años se volvió su única compañera, su única aliada y la
que por el resto de sus días vio como sufría y como derramaba lagrimas por la
pena de ya no tener a su difunto esposo y único verdadero amor de toda la vida,
Claudio Chacaliaza.
Se rindió ante su enfermedad
el día que su esposo falleció por un cáncer al estomago. Se dejó vencer por la
diabetes y por las malas ganas de seguir con vida.
Estaba internada en el
hospital Uldarico Roca por cerca de tres semanas, antes de su muerte. Acompañada
de varias personas con distintas enfermedades y con distintas historias de
vidas, pero todos llegaron a ese lugar con el mismo destino, partir en algún
momento.
Los médicos, con mucha pena,
daban las noticias a sus hijos, que iban de vez en cuando a visitarla al
hospital, tienen que seguir esperando a que María se recupere por un milagro de
Dios o esperar a que Dios la recoja en su gloria y que por fin pueda descansar
en paz, les decía aquel doctor.
Francisca, su única hija que
le dio todo su apoyo hasta el día que falleció, fue la única que vio cómo María
poco a poco se iba deteriorando y perdiendo las ganas de seguir con vida. Fue
la única que la ayudo por cerca de siete años y dio todo de ella para que María
pase sus últimos días feliz.
María era una mujer muy
hermosa y alegre. Era una mujer que dejó atrás todo orgullo e imagen de mujer
fuerte para dejarse vencer por una enfermedad que hasta ella misma podría
combatir. María antes de partir trata de perdonar a sus propios hijos para
poder descansar en paz con ella misma. María sabe que a la hora de partir
dejará triste a varias personas.
Llegó el momento de partir,
fue una madrugada de lluvia en la que María decidió dar su último respiro y
partir hacia la gloria divina.
Sus familiares que llorando
le daban su último adiós en un lugar lleno de flores y velas aromáticas
encendidas que alumbraban toda la sala en donde velaban a la difunta María
Castillo.
Encerrada en un ataúd marrón,
con un par de arreglos florales a su alrededor, María por fin iba a descansar
en paz después de tanto sufrimiento por unos siete largos años que le toco
vivir.
Todos esperaban que por fin
pueda estar en su gloria y así es como fueron las cosas para ella. María
Castillo descansa en paz.
Por: Diego Chacaliaza
Por: Diego Chacaliaza
Tu crónica es muy emotiva, a pesar de que yo no conocí a mi abuela, puede sentir que se siente perder a alguien que se quiere y aprecia mucho. Continua escribiendo así TE FELICITO!!
ResponderEliminarLamento la perdida de tu abuela, pero estuvo muy interesante tú crónica, sigue así :)
ResponderEliminarRealmente me he sentido identificada con esta crónica pues yo tuve a mi abuelita padeciendo de una enfermedad muy difícil. Dijiste algo muy importante en tu crónica .Perdonar, el perdón es lo más importante. Ahora ella esta en el cielo y ten por seguro de que es al lado de Dios. Muy buena crónica. Windy
ResponderEliminarMuy buena crónica, enseña y transmite mucho, lamentablemente así es la vida llega el momento en que uno tiene que partir por la vejez aunque nos duela tenemos que pensar que ellos estarán bien en la otra vida. Felicidades me encanto tu crónica. !!
ResponderEliminarQue bonita cronica! Transmite mucho sentimiento! Es dificil perder un ser querido pero lo redactaste muy bien! Felicidades!! Un buen trabajo!
ResponderEliminarQue hermosa crónica mi estimado Diego Martín, me encanto tu crónica. Sigue para adelante y continua escribiendo.
ResponderEliminarMuy interesante tu crónica, que buena redacción.
ResponderEliminarMuy buena crónica y muy conmovedora , se puede dar a conocer el gran cariño que tuviste y tienes a tu abuela , y lo que se sufre al perder a un ser querido por una enfermedad . Tiene una buena redacción así que Felicidades y sigue asi :3
ResponderEliminarSé lo que se siente perder a un ser amado, veo que le pusiste mucho punche a tu crónica, sigue así
ResponderEliminarMe identifique mucho yo también perdí a mi abuela, pero por otro lado muy buena crónica diego, sigue así
ResponderEliminarEs una cronica muy conmovedora y transmite muchos sentimientos, y esta demas decir que es una buena redaccion. Sigue asi vas en buen camino, exitos !
ResponderEliminarMuy buena crónica Diego, sigue así!
ResponderEliminarQue interesante tu crónica, yo también perdí a un ser querido y me identifique mucho :c, pero estuvo muy buena la redacción, saludos :)
ResponderEliminarEstuvo muy bonita tu crónica Diego, lamento la perdida de tu abuela, me conmovió mucho :)
ResponderEliminares una crónica muy emotiva, con la cual me identifico, se lo que se siente perder a una persona que amas, como lo es una abuela, por mas que quisiéramos que estuvieran eternamente con nosotros, sucede lo contrario, es la ley de la vida tenemos que resignarnos felicidades diego martin
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